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La accesibilidad, mucho más que una rampa.

  • Foto del escritor: Disticia
    Disticia
  • 21 ago 2019
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 8 mar 2020


Natalia Pelillo tiene 37 años, vive en la ciudad de Rosario, provincia de Santa Fe, Argentina. En las vacaciones de invierno quiso dar un paseo con su hija Sara hacia el "Jardín de los Niños" ubicado en el predio del Parque Independencia de dicha ciudad. Pero vivió un hecho de discriminación que ella misma se encargó de denunciar y transmitir en vivo por las redes sociales.

Natalia tiene su movilidad reducida a causa de una Miopatía congénita, una enfermedad hereditaria que produce debilidad muscular y que afecta a 2 de las 4 mujeres que componen su familia. El destino elegido con Sara ese día no fue casualidad, un tema frecuente para ella es encontrar estacionamiento reservado para personas con discapacidad en espacios públicos.

Al llegar al lugar Natalia cuenta que: “No había lugar para estacionar, no había reservado para personas con discapacidad para bajar cómodamente, para hacerlo con las cuestiones de seguridad necesarias, con tranquilidad y espacio” motivo por el cual debió estacionarse en los alrededores.

Pero la denuncia de Natalia no termina con la falta de estacionamiento que la obligó, ese día, a deambular con el auto durante 15 minutos buscando otro lugar para estacionar y luego la hizo transitar a ella y a su hija de 6 años, más de 10 cuadras por veredas intransitables.

Para evitar hacer ese trayecto, Naty pide al personal del "Jardín de los Niños" que le facilite la entrada de la puerta más cercana a donde estaba ella, pero según cuenta ella, la respuesta que recibió fue que no le podían abrir porque esas puertas solo se abren para casos de emergencia y que tenía que dar la vuelta e ingresar por la entrada principal.

A pesar de que en Argentina existe la Ley de accesibilidad de personas con movilidad reducida (24.314) desde 1994 y establece que la accesibilidad es: “la posibilidad de las personas con movilidad reducida de gozar de las condiciones de seguridad y autonomía como elemento primordial para el desarrollo de las actividades de la vida diaria, sin restricciones derivadas del ámbito físico urbano, arquitectónico o del transporte, para su integración y equipamiento de oportunidades".

Natalia y su familia tienen que decidir sus salidas en función de las posibilidades de acceso que ofrecen para ella los lugares. Por eso, el lugar más recurrente suele ser el shopping. Pero ese día querían hacer algo distinto, su hija Sara quería conocer la montaña embrujada del jardín de los niños.

Según los estudios realizados por distintas organizaciones del país destinadas a la inclusión de las personas con discapacidad, alrededor del 80% de los espacios públicos incumplen la ley, incluidas en este grupo, tanto las instituciones del ámbito público como privado.

Me surgió la necesidad de tener que hacerlo visible y audible, para que sea escuchado, no digo que no sea escuchado pero noto una lentitud en tomar las decisiones políticas que hay que tomar” dice Natalia y se convierte en la voz de un colectivo de personas que a diario viven esta situación. Y agrega: “No es el único momento en el que me sucede, me sucede cuando voy a la escuela con mi nena, me sucede cuando voy al super y quiero agarrar una lata de arvejas y la tengo alta, es todo el tiempo ".


Mirá el video

Natalia y su hija Sara haciendo un recorrido inaccesible en sillas de ruedas para entrar al Jardín de los Niños.

El costo de no pensar la sociedad en términos inclusivos y empáticos es mayor a lo que provoca la falta de una rampa. Al respeto la Licenciada en educación para la salud, Mariela Degano, sostiene que: “la accesibilidad es mucho más que una rampa, me parece que la accesibilidad es un acto político y un acto democrático porque de alguna manera dota de ciudadanía a las personas con discapacidad , porque la accesibilidad no es solo la arquitectónica, o sea, lo que puede facilitar una ciudad bien equipada, sino la accesibilidad tiene que ver también con cómo nos pensamos juntos ”.

Por su parte, Natalia dice: "Yo ya no me estaría conformando más con tener que explicar mi enfermedad para que me abran la puerta de un lugar, todas las personas con discapacidad estamos pasando por una transición, nosotros estamos acá, yo soy una profesional" y concluye: "Nosotros tenemos la posibilidad de salir, salimos de nuestras casas, nos desarrollamos, estudiamos, nos atendemos en el médico, hacemos un montón de cosas, es para el avance de toda la sociedad".


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